“La lectura en México va en picada”, eso dicen la mayoría de los medios como si las cifras del INEGI reflejaran estadísticas de un equipo de fútbol. La lectura en México disminuyó el 14% en la última década, es un hecho, pero no es falta de interés sino de privilegio. Leer implica interés, tiempo y dinero.
¿Cómo un adulto se interesará en la lectura? Si desde pequeño le enseñaron que los libros son objetos sagrados y no cómplices de aventuras. Que si tienes que acabar un libro antes de leer otro, que no debes doblar las hojas, que las novelas románticas no son “lecturas serias” y mil reglas más. A la mayoría se le enseñó a leer por obligación y no por gusto.
Desaprender lo que te impusieron es difícil, pero no imposible. Los siguientes títulos están aquí porque los disfruté y rayé mucho. Evité a toda costa que su tarjeta de presentación fuera su género y prioricé que fueran lecturas cortas; incluso me di la libertad de plasmar mis intereses en ellos, así que si alguna de mis recomendaciones no te gusta, está bien, deja la lectura a la mitad. No estás obligada a invertir tiempo en algo que no estás disfrutando.
Lo que me lleva a mi primera recomendación: Cinécdoque. Fernanda Solórzano escribió en el prólogo que “la mejor crítica cinematográfica es la que se disfruta de leer”, y Luis Reséndiz, el autor, lo hace muy bien; es divertido y no necesitas ser un experto de la “industria cinematográfica” para conocer las películas porque todas son cine comercial. Tiene puntos extras por la portada, porque hay que reconocer que la portada sí juega un papel importante en la búsqueda de lecturas y no tiene nada de malo, ¿por qué no querrías un libro con portada bonita y buen contenido?
Si te aterran las lecturas largas tengo el libro perfecto para ti, El último sueño de Pedro Almodóvar. Tiene doce relatos cortitos que habitan distintas épocas y mis criterios para recomendarlo puedo resumirlos en una cita del mismo, “La realidad necesita de la ficción para ser más completa, más vivible”.
Los libros son una ventana a tu imaginación desde la de otra persona; el escritor elige el lugar y personas que conocerás, por ejemplo, Fernanda Melchor en Temporada de Huracanes te pone en Veracruz, donde “La bruja” refleja la ola de violencia que acecha al pueblo; y esos “otros lugares” de los que hablo no se reducen a espacios geográficos sino también a contextos, porque la palabra escrita también es un medio para reflexionar, y Dahlia de la Cerda lo transmite muy bien en Desde los zulos.
Dahlia habla de los feminismos y la importancia de la diversidad en los movimientos emancipatorios, porque lo que para muchas es una imposición para otras es un espacio de resistencia; fue así como me acerqué a Bell Hooks y su libro Todo sobre el amor, donde habla del poder revolucionario del amor y de su importancia en la vida cotidiana.
Sobre la fotografía de Susan Sontag es un libro impresionante, sé que a todos ahora nos resulta muy sencillo tomar una fotografìa con el celular o cualquier cámara digital y quizás por eso no apreciamos lo mágico que es congelar momentos que pasaron frente a nuestros ojos, asì que como dice Susan “Fotografiar es conferir importancia” a lo que nos atrapa la mirada.
Leer también lo es, lee sobre lo que te interese y cuando puedas, pues como dice mi libro favorito “La ciudad de México se mide en tiempo no en kilómetros”. No hay nadie en casa de Isabel Dìaz Alanis nos lleva a través de la incertidumbre de crecer y cumplir metas y además, es el libro que más he prestado.
No soy la policía de los gustos lectores ni de la forma correcta de leer, mucho menos estoy afirmando que salvaremos al mundo leyendo; pero sí creo en leer con tus propias reglas como acto revolucionario porque te cuestionas. Un libro es un objeto cultural de uso, tienes derecho a hacerle lo que quieras aunque de vez en cuando hagas enojar a aquellos que defienden las pastas duras, las hojas limpias y la buena ortografía.
Mi último consejo es que leas un libro por mes, o no, no hay reglas. Como dice Benito Taibo “Un libro debe estar dentro de tu vida, de tu corazón y debajo de tu axila” llévalo a todos lados y conviértelo en tu cómplice.
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By Elena Canella