¿Acantilados, curvas cerradas, niebla densa o fantasmas? Nada de eso es tan atractivo (o peligroso) en una carretera para circular por ella, y es justo la razón por la que el Passage du Gois es tan popular.
Dicho camino se localiza en Francia, concretamente uniendo la Bahía de Bourgneuf con la Isla de Noirmoutier, en el Atlántico. A pesar que desde 1971 existe un puente para cruzar con total seguridad, el atractivo mayor es hacerlo por la ruta rudimentaria.
Lo interesante de este paso de 4.2 kilómetros de largo es que sólo se puede atravesar dos veces por día y a ciertas horas dependiendo de la época del año, pues el resto del tiempo permanece tapada por el mar, cuya profundidad oscila entre 1.3 y 4 metros.
Los horarios están en carteles en ambos lados indicando cuando no hay absolutamente nada de agua, sin embargo, hora y media antes y después es posible cruzar pero con un ligero encharcado. Es decir, si el letrero indica que el mar desciende a las 12:00, se puede pasar desde las 10:30 hasta las 13:30.
¿Y qué pasa si la marea me alcanza y no puedo llegar al otro extremo? Bueno, pues hay postes con una plataforma para que suban a refugiarse mientras el agua vuelve a bajar, aunque es probable que su auto ya no esté en el lugar que lo habían dejado.